NOVENA A SAN JUAN DE DIOS PARA GRAVES ENFERMEDADES, ADICCIONES, DEPENDENCIAS...

 

ORACIÓN INICIAL

PARA TODOS LOS DÍAS

 

Me dirijo a ti, san Juan de Dios,

padre de los pobres y enfermos,

que por amor y por tu buen corazón

compartiste los sufrimientos de los demás

y ahora estás junto al Divino Samaritano

para ser nuestro gran y bendito intercesor

ante los problemas de salud y la enfermedad.

 

Te pido que tu amor nos acompañe siempre,

que pongamos a Dios en el centro de nuestra vida,

y que demos sentido a la misma

desde el amor hecho servicio como tu lo hiciste.

 

Sé que puedo confiar en ti,

pues tú siempre ayudas a quien con fe a ti acude,

y oras por nuestros sufrimientos a Dios

para que consigamos el alivio que tanto precisamos

en nuestros dolores y angustias.

 

San Juan de Dios, que sepa imitarte
y ser fiel en el servicio a Dios y al prójimo.

 

Amén.

 

ORACIÓN FINAL

PARA TODOS LOS DÍAS

 

San Juan de Dios, por tu Hospitalidad,

por lo mucho que diste a los mas necesitados,

por lo mucho que te entregaste a los enfermos,

a los que padecían dolor de cuerpo y corazón,

te ruego hagas llegar ante Dios

lo que con esperanza he pedido en esta novena.

 

Ayuda a ....... que tanto lo necesita,

guía las manos de los médicos y enfermeros

que tanto bien le prodigan

y haz que las medicinas y los cuidados que le administran sean efectivos y le sirvan en su recuperación.

 

Danos fortaleza a los que estamos a su alrededor

para que sepamos darle el cariño y ánimo

en todo momento y no decaigamos,

y sobre todo pide a Dios que .......

sea sanado de su enfermedad

(o adicción, dependencia...),

y que no pierda la esperanza ni los ánimos

y siempre mantenga su confianza en el Padre Eterno.

 

Por Jesucristo, nuestro hermano y Señor.

 

Así sea.

DÍA PRIMERO

 

Fe de san Juan de Dios, por Cristo, con la Iglesia.

 

Para ti, bienaventurado san Juan de Dios,

el Dios "que te hizo y te crió"

fue desde tu conversión el centro de tu existencia:

"viendo a Dios todos los días"

y "siendo fuerte y constante en su servicio".

 

Ese "Dios, preferido a todas las cosas del mundo",

era el encarnado en Cristo

"al que deseabas servir y agradar".

 

Así reafirmabas tu fe en Dios, por Cristo, con la Iglesia: "aceptando todo lo que tenía y creía

la Santa Madre Iglesia;

de ahí no salías

y echaba tu sello y cerrabas con tu llave".

 

Esa era tu fe, san Juan de Dios, hecha vida.

 

Concédeme que yo la comprenda y la viva como tú.

 

Amén.

 

Rezar la Oración final

y pedir con inmensa fe lo que se desea conseguir.

Rezar tres Padrenuestros y Gloria.

DÍA SEGUNDO

 

Esperanza de san Juan de Dios hecha confianza.

 

Tú, san Juan de Dios, expresas tu esperanza:

"vuestro menor hermano Juan de Dios,

si Dios quisiere,

muriendo mas sin embargo callando

y en Dios esperando".

 

Para ti, Dios es el Señor, nuestro destino:

"Yo espero en Dios

que algún día será descanso para nuestras almas".

 

Tu esperanza era confianza existencial y salvadora,

y desconfianza de nosotros:

"no confiar en sí mismo,

sino en solo Jesucristo,

pues El sabe mi corazón, y nos dará la vida eterna".

 

Desde tu esperanza y fe,

san Juan de Dios caritativo,

ayúdame a ver a Dios como Padre

y a fiarme de su amor.

 

Amén.

 

Decir la Oración final

y pedir con inmensa fe lo que se desea conseguir.

Rezar tres Padrenuestros y Gloria.

 

DÍA TERCERO

 

Caridad misericordiosa de san Juan de Dios.

Tú, san Juan de Dios, escribiste

"tened siempre caridad,

que donde no hay caridad, no hay Dios,

aunque Dios en todo lugar está".

 

Esta caridad será misericordiosa:

"si mirásemos cuán grande es la misericordia de Dios,

nunca dejaríamos de hacer el bien mientras pudiésemos".

 

Caridad expresada en Amor Misericordioso.

 

Tu espiritualidad hace referencia a los necesitados

como representación del Cristo sufriente,

una nueva presencia en el que sufre.

¡Cuánto misterio y qué grande fe!

 

San Juan de Dios,

házmelo aceptar, aunque no lo comprenda.

 

Amén.

Decir la Oración final

y pedir con inmensa fe lo que se desea conseguir.

Rezar tres Padrenuestros y Gloria.

DÍA CUARTO

 

San Juan de Dios y la salvación.

 

Tú, san Juan de Dios, hombre de fe,

"deseabas la salvación de todos

como la tuya misma.

Amén Jesús".

 

Esta salvación es un don,

"Jesucristo os guarde y salve",

y responsabilidad del hombre:

"el buen vivir es la llave del que salvarse sabe".

 

Para ti, "esta vida es una continua guerra con el mundo,

y el demonio, y la carne",

y "cual nos hallare el Señor tal nos juzgará,

bueno será enmendarnos con tiempo".

 

Ayúdame, san Juan de Dios,

a dar sentido a mi vida.

 

Amén.

Decir la Oración final

y pedir con inmensa fe lo que se desea conseguir.

Rezar tres Padrenuestros y Gloria.

 

 DÍA QUINTO

 

San Juan de Dios, pobre pero confiado.

¿Qué matemáticas eran las tuyas, san Juan de Dios?

 

 "Estoy con mucha necesidad,

empeñado y cautivo por solo Jesucristo.

 

Son muchos los pobres,

y como no los puedo socorrer, estoy muy triste".

 

Pero añades: "Confío solo Jesucristo

que me desempeñará;

todo lo mantiene y provee Dios cada día.

Dar acá, dar allá, todo es ganar".

 

Que yo, San Juan de Dios,

aprenda tu sensibilidad,

tu criterio transcendente y sepa imitarte.

 

Amén.

Decir la Oración final

y pedir con inmensa fe lo que se desea conseguir.

Rezar tres Padrenuestros y Gloria.

 

DÍA SEXTO

 

San Juan de Dios, limosnero de Dios.

Tu pregón cada tarde, Juan de Dios, era:

"Haceos bien a vosotros mismos,

dando limosna a los pobres".

 

Para ti la limosna enriquece al que da

y al que recibe.

 

"La limosna está delante de Jesucristo rogando por vos,

y los ángeles la tienen asentada en el libro de la vida.

El anillo que vendí está bien empleado,

que dos pobres llagados hice vestir".

 

"¡Quién no da de lo que tiene a este bendito mercader

pues hace tan buena mercancía!"

 

Ábreme, San Juan de Dios,

la mente, el corazón y la mano.

Decir la Oración final

y pedir con inmensa fe lo que se desea conseguir.

Rezar tres Padrenuestros y Gloria.

 

 DÍA SÉPTIMO

 

San Juan de Dios, esclavo de Jesús y María.

 

Jesús y María centraban, San Juan de Dios, tu ser:

"En nombre de nuestro Señor Jesucristo

y de nuestra Señora la Virgen María,

el menor esclavo de los esclavos".

 

En tu vivir "deseabas siempre servirles y agradarles;

todo sea para su servicio".

 

Como ideal, "querías tomar ejemplo de la Virgen María,

la cual tejía y trabajaba todo el día,

y de noche y parte del día oraba en su retiro".

 

Que yo sepa, San Juan de Dios,

cobijarme en todo momento en Jesús y María

y sean mi ideal de cristiano.

Decir la Oración final

y pedir con inmensa fe lo que se desea conseguir.

Rezar tres Padrenuestros y Gloria.

 

DÍA OCTAVO

 

San Juan de Dios, Fundador por los pobres.

 

Para ti, Juan de Dios, pobres eran los maltratados, abandonados, enfermos, incurables, llagados, 

que "al verlos te quebraron el corazón".

 

Escribiste: "desvelarse en curarles,

hacerles bien y caridad, sustentarles, vestir y curar".

 

De tu ejemplo nacen tus Hermanos Hospitalarios

y surge tu obra de caridad;

y ya son cuatro siglos y medio

que sigues entre los pobres por medio de tantos

que directa e indirectamente continúan tu misión.

 

Que tu ejemplo no se desvirtúe,

san Juan de Dios,

y los pobres y enfermos cuenten a tu lado

con unas manos y un corazón.

 

Amén.

Decir la Oración final

y pedir con inmensa fe lo que se desea conseguir.

Rezar tres Padrenuestros y Gloria.

 

DÍA NOVENO

 

Glorioso san Juan de Dios,

desde tu ejemplo, por tu entrega,

y por la hospitalidad que toda tu vida tuviste

con los que estaban solos y enfermos, 

fuiste proclamado Patrón de Enfermos, Hospitales, Enfermeros y Asociaciones Sanitarias

por León XIII y Pío IX; y Cuerpo de Bomberos.

Sé de todos ellos su intercesor,

para que los pobres y enfermos

estén sobre otros intereses sociales,

económicos y políticos;

los hospitales sean en verdad

santuarios de salud y humanización

y los sanatorios actúen con responsabilidad y ética,

con profesionalidad y técnica,

con servicialidad, respeto y defensa de la vida.

 

Así sea.

Decir la Oración final

y pedir con inmensa fe lo que se desea conseguir.

Rezar tres Padrenuestros y Gloria.